Las
inundaciones pueden definirse como la ocupación por el agua de zonas
o áreas que en condiciones normales se encuentran secas. Se producen
debido al efecto del ascenso temporal del nivel del río, lago u
otro. En cierta medida, las inundaciones pueden ser eventos
controlables por el hombre, dependiendo del uso de la tierra cercana
a los causes de los ríos.
Las
inundaciones se producen principalmente por la ocurrencia de lluvias
intensas prolongadas, como sucede durante las tormentas tropicales y
el paso de huracanes, unido a dificultades locales en el drenaje
provocado por diferentes causas, principalmente por la acción
negligente de las personas.
Como
la mayoría de los riesgos naturales, las inundaciones pueden llevar
a pérdida de vidas y daños a la propiedad, con gran impacto sobre
la salud pública que puede tardar en recuperarse. Desde 1980 hasta
1985, hubo aproximadamente 160 eventos relacionados con inundaciones
en el mundo, en los cuales 120.000 personas, por lo menos, murieron o
se lesionaron y 20.000.000 perdieron sus viviendas. En términos de
pérdidas físicas, las inundaciones son responsables del 40% de los
daños a la propiedad ocasionados por todos los desastres naturales.
Los
pronósticos adecuados del clima, los oportunos sistemas de alerta
por inundaciones y las prácticas mitigadoras, como los planes de
manejo, han ayudado mucho a la prevención o la reducción de los
efectos de las inundaciones sobre la salud y el bienestar de las
comunidades. A pesar de los esfuerzos en mejorar los niveles de
preparación, las muertes, enfermedades y lesiones continúan
ocurriendo en las comunidades afectadas.
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